30 Outubro 2012

Nota del autor

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En lo personal, el sentimiento de dolor que me produjo la suerte corrida por Pepe Carrasco ante manos militares ensangrentadas....
$.-
...me trajo también a la memoria una triste paradoja: las últimas veces que nos encontramos con Pepe y Olivia Mora, fue al final de la década del 60 en las dependencias de la Academia de Guerra de Chile. Participábamos entonces los tres en un grupo de 15 periodistas/alumnos del primer curso avanzado de Corresponsales Militares que recién iniciaba el ejército. El jefe de estudios era el mayor Manuel Contreras, el mismo que luego creara y dirigiera la tenebrosa DINA, precursora de la CNI, desde donde salió la orden de matar a José Carrasco. El ejercicio profesional me había llevado a residir en Ecuador y posteriormente en México. Fue en el DF donde me reencontré con Olivia. Al poco tiempo ella regresaría a Chile para nuevamente vivir cerca de sus dos hijos que habían perdido a su padre. La tragedia la volvió a golpear. Pero Olivia y su hijo Iván no cesaron de clamar justicia y tomaron “la posta” de los abuelos, don Humberto y doña Chela, padres de Pepe, que murieron sin ver llegar a esta esquiva justicia.

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