26 Outubro 2007
Perú: inician juicio contra presunto autor material de crimen de periodista
El 25 de octubre de 2007, se inició la primera audiencia del juicio que se le sigue a Moisés Julca Orrillo, presunto autor material del crimen del periodista Antonio De la Torre Echandía, asesinado de cinco puñaladas en febrero de 2004, en Yungay, región Áncash, al noroeste del país.
El 25 de octubre de 2007, se inició la primera audiencia del juicio que se le sigue a Moisés Julca Orrillo, presunto autor material del crimen del periodista Antonio De la Torre Echandía, asesinado de cinco puñaladas en febrero de 2004, en Yungay, región Áncash, al noroeste del país.
La Primera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Ancash aceptó el pedido fiscal de citar a doce testigos y al ex alcalde de Yungay, Amaro León León, encarcelado durante dos años tras ser acusado como autor intelectual del crimen, y sentenciado por la Corte Superior de Áncash a 17 años de prisión.
El ex alcalde fue absuelto por la Primera Sala Transitoria de la Corte Suprema, en el 2006. Cuando fue juzgado, León negó conocer a Julca. Sin embargo, en el interrogatorio de Julca, éste reconoció tener una relación de amistad con el ex alcalde y su familia.
De acuerdo con las investigaciones que realizaron cinco entidades judiciales, León contrató a Julca para asesinar al periodista.
El IPYS logró que el fiscal Zadi Anaya solicitara a la Sala citar a 13 testigos, incluyendo el ex alcalde. La próxima audiencia fue programada para el 7 de noviembre.
Julca Orrillo fue detenido en septiembre último y estuvo prófugo desde la noche en que se perpetró el asesinato, por lo que su proceso penal estuvo reservado.
En septiembre de 2006, el IPYS denunció al Estado Peruano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), conjuntamente con Dina Ramírez, viuda del periodista, luego de que la Corte Suprema absolviera a los acusados, entre ellos Amaro León, desvalorando pruebas que determinaron sentencias condenatorias a 17 años de privación de libertad en las instancias previas, consagrando, así, una situación de impunidad del crimen