19 Fevereiro 2009

México: Reprueba hermano de Manuel Buendía libertad de asesinos condenados

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Por Ricardo Rojas Rodríguez El homicidio del periodista zitacuarense, Manuel Buendía Tellezgirón, fue un crimen de estado que sigue impune. Los verdaderos autores intelectuales nunca fueron castigados, afirmó su hermano Ángel, al reprobar la excarcelación de quienes fueron sentenciados como sus asesinos, de quienes afirmó “compraron” su libertad.
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Por Ricardo Rojas Rodríguez El homicidio del periodista zitacuarense, Manuel Buendía Tellezgirón, fue un crimen de estado que sigue impune. Los verdaderos autores intelectuales nunca fueron castigados, afirmó su hermano Ángel, al reprobar la excarcelación de quienes fueron sentenciados como sus asesinos, de quienes afirmó “compraron” su libertad. Ángel, quien ha dedicado los últimos 20 años de su vida a buscar justicia y que se castigue a los que considera los verdaderos asesinos, apuntó que no le extraña la liberación de Juan Rafael Moro Ávila y José Antonio Zorrilla Pérez. “Desde hace un año lo esperábamos. Ya había rumores de que los iban a poner en libertad, ya nada me sorprende, si en el mismo gobierno pone precio a la libertad de los criminales; se actúa con cinismo y desfachatez”, apuntó. Entrevistado vía telefónica desde Guadalajara, en donde se desempeña como guía de turistas, Ángel afirmó que la madre de Juan Rafael Moro -supuesto autor material del asesinato- tiene mucho dinero e invirtió millones en la libertad de su hijo. “Vendió ranchos y muchas propiedades, gastó mucho dinero”. De la misma forma, comentó que supo que a José Antonio Zorrilla, ex jefe policíaco, a quien se señaló como autor intelectual, le pedían 10 millones de pesos, el año pasado para darle su libertad. “Todo se compra y se vende en este país”, acotó al afirmar que Zorrilla no tendría derecho a la libertad anticipada, toda vez que no ha cumplido las 2 terceras partes de la sentencia. “Se libró de un homicidio y del delito de acopio de armas, pero lo condenaron a 35 años de prisión, así que todavía le faltan algunos años”. Con voz quebradiza, y que denotaba desaliento, Ángel Buendía señaló que “se hizo lo humanamente posible, logramos que se hiciera una fiscalía especial, la primera en México, que se investigara y se llegara hasta donde el mismo sistema lo permitió”. Y señaló que, en el caso de los asesinos hoy liberados, al menos se puede decir que purgaron una pena de 19 años, 8 meses y 5 días. “No les fue tan bien como quizá pensaban o les prometieron”, afirmó. Los Verdaderos Responsables Sin embargo, como lo afirma en el libro que escribió sobre el asesinato de su hermano, Ángel asegura que los verdaderos homicidas de su hermano nunca fueron castigados. Dijo que se trató de un “crimen de Estado”. Manuel, manifestó el entrevistado, era un peligro para el sistema. Sabía demasiado sobre la injerencia de la CIA (Central de Inteligencia de Estados Unidos) en México, sobre nexos de altos funcionarios con el “narco” y de la influencia de los grupos de ultraderecha. “El iba a publicar esa información y por eso lo mataron”. A su vez, expresó que la responsabilidad apunta a las “altas esferas” de poder. Dijo que en ocasiones ha señalado al entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, y al propio presidente de la República, Miguel de la Madrid como personajes involucrados en el tema. “Lo que digo en el libro lo sostengo. Tengo pruebas de todo lo que digo”, reiteró. ¿Qué sigue ahora?, preguntó Cambio por teléfono. Hay una pausa al otro lado del auricular, se alcanza a oír algo que parece un suspiro. “Ni pensar en revivir lo que se hizo. No creo que hagan otra fiscalía especial. Las cosas en el país están muy peligrosas ahora”, señaló. Sin embargo, dijo que espera que el sentimiento hacia Manuel Buendía sea más cálido. “Espero calor de ustedes, que haya unión”. Incluso, mencionó que tiene la esperanza de que el aniversario de su natalicio, que siempre se celebra en Zitácuaro cada 24 de mayo, sea más concurrido. “No nos queda otra que apoyarnos entre todos, entre nosotros, unirnos, que haya calidez”, enfatizó como despedida, no sin antes prometer: “Ahí nos vemos en Zitácuaro, como cada año. Nos vemos en mayo”.

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