En los últimos años, las pandillas juveniles surgidas en ghettos de Los Angeles y otras ciudades de Estados Unidos han emigrado lentamente hacia Centroamérica, en donde se han transformado en poderosas redes delictivas.
La migración de los miembros de las pandillas fue estimulada por deportaciones dictadas por autoridades de inmigración estadounidenses, las que, constreñidas por las leyes del país, no informaron debidamente sobre los antecedentes penales de los deportados. Y como Estados Unidos estaba preocupado por otras situaciones, y como el gobierno regional subestimó las posibilidades de las pandillas para multiplicarse, éstas crecieron tanto en poder como en número. Hoy se calcula que tienen entre 70.000 y 100.000 miembros. Los maras plantean el desafío más serio a la paz en la región desde el final de las guerras civiles de Centroamérica. Y el peligro no se limita a la región.
DOCUMENTOS:
Espectáculo Mediático de Violencias Juveniles ( Archivo PPT)