Discurso de Ignacio Polanco, presidente del diario El País.

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Majestad, Señor ministro, señora presidenta de la Comunidad de Madrid, Señor alcalde de Madrid, Señor presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, distinguidos amigos: En nombre del comité organizador de la 64 asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa tengo el privilegio de darles la bienvenida y agradecer su presencia en este gran foro de editores y periodistas americanos. Deseamos que las sesiones de esta asamblea sean fructíferas y que los más de 500 participantes de la SIP reunidos en Madrid puedan intercambiar sus respectivas experiencias y evaluar la situación en la que se encuentra la prensa en las diferentes ciudades y naciones americanas. Nos complace ofrecer nuestra hospitalidad a los colegas americanos y hacerlo cuando nos estamos aproximando a una fecha de alto significado histórico para los países latinoamericanos. En el año 2010 empezará a celebrarse el bicentenario de los procesos políticos que condujeron a los países latinoamericanos a su independencia. Para muchos de nosotros la efeméride será una gran oportunidad para la mejor comprensión del pasado común y una ocasión única para estrenar el ambicioso futuro que tenemos por delante. El acontecimiento del 2010 nos concierne directamente como periodistas y editores de prensa. En los años previos a tan decisivo movimiento histórico se reunieron en Londres algunos de los artífices de la independencia americana - Francisco de Miranda, Simón Bolívar y Andrés Bello - para subrayar la condición que necesariamente debería darse cuando se estrenara la independencia de los países latinoamericanos: la libertad de prensa. La libertad de prensa. Un requisito sin el que no sería posible dar al ser humano todas sus posibilidades de crecimiento y a las sociedades, todo su potencial de cooperación y progreso. Al futuro de la sociedad pertenece sin género de dudas el futuro de la prensa que se ha constituido en pilar imprescindible de la sociedad abierta y en columna vertebral de nuestra sociedades constitucionales. La historia de la prensa y la democracia son coincidentes y resultaría imposible imaginar la una sin la otra. sin el flujo permanente de la opinión pública que impulsa la prensa, no es factible la participación responsable de los ciudadanos en los asuntos públicos y sin el compromiso informado de la ciudadanía, la democracia carecería de su único sustento y razón de ser. Somos nosotros, los españoles, los que conservamos nítida la memoria de épocas infaustas para la libertad de prensa. aunque llevamos ya treinta años disfrutando la responsabilidad de la libertad, mantenemos vivo el recuerdo de lo que significó vivir en España durante cuatro décadas bajo el capricho y la tiranía de la censura. Y eso nos hace especialmente sensibles a cualquier amenaza que pueda dirigirse contra la prensa de cualquier país. Los que observamos, pensamos y vivimos el discurrir de nuestro tiempo consideramos como decisivo el valor social y político de una prensa sólida y vigorosa y creo que a esta asamblea en particular le corresponde de nuevo dejar constancia de los principios que vinculan de un modo tan directo la información veraz a la ciudadanía plena. Debemos señalar que ésta es, precisamente, una de las condiciones que han permitido a la prensa sobrevivir a las circunstancias y a los obstáculos que en tantas ocasiones le ha tocado sortear. El compromiso de la prensa con la constitución de las sociedades abiertas la convierte en el agente imprescindible de la libertad y garantía de la tolerancia y el derecho al que todos nos debemos. Los dilemas a los que debe enfrentarse la prensa en este nuevo siglo, los cambios que las nuevas tecnologías le imponen, serán superados y resueltos gracias a su enérgica determinación y a su conocida capacidad de adaptación. El nuestro es un sector profesional y empresarial cuya presencia es parte sustancial del gran movimiento político y económico que hoy modifica al aspecto de nuestras sociedades. Si no queremos ser víctimas del cambio, habremos de convertirnos en agentes de esa transformación que sólo puede ser concebida como evolución y adaptación creativa a lo nuevo e inesperado. El dinamismo del que ha hecho gala la prensa desde el día de su fundación es un factor crucial de nuestra identidad y de la historia cuyos singulares capítulos todos recordamos. La radio no acabó con la prensa. Tampoco lo hizo la televisión. Sean cuáles sean los usos y costumbres que inaugure la Red entre los ciudadanos, la prensa sobrevivirá. Cambia la tecnología que da soporte a la información, cambian los hábitos y preferencias de nuestros lectores, se modifica la mentalidad en cada época y las modas culturales se suceden sin cesar. Este recorrido por la historia de la cultura nos ha permitido un aprendizaje arduo y altamente cualificado. No importa el alcance del cambio que hoy estamos viviendo: no nos cogerá desprevenidos. Nuestra profesión consiste en observar el cambio, en dar cuenta de ello y en formar parte de la transformación. Esta es una de la razones por las que hoy estamos en condiciones de afrontar sin miedo los desafíos a los que siempre ha hecho frente nuestra profesión: el reto del futuro. No sabemos qué dirección ni hacia qué desenlace se encaminan los cambios que estamos viviendo. Tan sólo sabemos que los periodistas darán cumplida cuenta de su misión: informar y formar la opinión de una ciudadanía que, hoy como siempre, quiere saber. Ignacio Polanco Presidente del diario El País

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