Discurso del presidente de la SIP Alejandro Aguirre

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Señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Su Excelencia Felipe Calderón; señora Gobernadora del Estado de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco; señora Presidenta de la Municipalidad de Mérida, Angélica Araujo; señores miembros de la Junta de Directores, Comité Ejecutivo y Consejo Consultivo de la Sociedad Interamericana de Prensa; señores delegados; distinguidos representantes del Gobierno mexicano; señores y señoras colegas; y por encima de todo, amigos todos. Es un grán honor presentar este informe como Presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, en un país y en una ciudad que están tan profundamente relacionadas con nuestra sociedad. Los anales de la sociedad surgen en el año 1926, cuando unos 130 periodistas se reunieron en Washington para aprobar el establecimiento de una Organización Interamericana de Periodistas, en lo que se denominó el I Congreso Panamericano. Pero esta magna idea quedó rezagada por las guerras mundiales, y no fue sino hasta 1942, que este Congreso se reúne en la Ciudad de México, donde se creó la Comisión Permanente, que se convertiría en la Sociedad Interamericana de Prensa. Por eso, el sitio de nuestro nacimiento oficial es este país, y su año, 1942. Mérida, por otra parte, ha sido una ciudad que siempre nos ha dado un recibimiento con brazos abiertos. Cuando supimos de la necesidad de cambiar sede de nuestra Asamblea, a causa del terremoto en Chile; Mérida, de inmediato, dijo: Presente, y hoy, en este marco extraordinario, damos gracias a México, y a todos nuestros gentiles anfitriones. A las familia García Gamboa, aquí presente, le doy las gracias por el ofrecimiento de organizar esta Asamblea en tan poco tiempo. A usted, señora Gobernadora, le doy las gracias por el gran recibimiento que nos ha dado, gran complemento a la merecida reputación que tiene este estado, de transmitir la nobleza y el calor humano de su gente para todos los que visitan aquí. A la Alcaldesa, gracias por darnos el gran gusto de disfrutar el espíritu, la música de la Ciudad Blanca, en la Vaquería. A TV Azteca, que esta noche nos recibe, también, muchas gracias. México ha estado en el corazón de la SIP desde sus inicios, de nuestra, ya larga, trayectoria. A usted, señor Presidente, le doy las gracias por estar con nosotros. Desafortunadamente, no pudimos contar, cuando estaba en Argentina, asumir la Presidencia de la SIP con la presencia de la señora Presidenta en ese momento, por lo tanto, le agradezco a usted en forma muy especial que me haya permitido terminar mi presidencia con su ilustre presencia. Muchas gracias. Aquí se dieron batallas enormes, aquí se consiguió que el papel prensa de la PIPSA fuera distribuida a todos por igual, aquí nacieron grandes presidentes de la Sociedad Interamericana de Prensa. Cada uno a su vez, figuras mundiales en el mundo del periodismo como don Rómulo O´Farrill, don Miguel Lanz Duret, don Andrés García Lavín, su hijo don Andrés García Gamboa y don Alejandro Junco de la Vega. Ellos dejarán su recuerdo eterno, pero además, lograron mucho para fortalecer el principio de la libertad de expresión a través de su contribución a la lucha, que sigue siendo la misión principal de la SIP. Pero hoy, junto con aludir a los grandes personajes y logros de este país, también lo oscurece su clima de violencia. No hay otro país en el hemisferio en la que la SIP haya invertido más energía, misiones y solicitudes, que en México. Nuestras estadísticas dan escalofrío. Desde 1987 han sido asesinados 106 periodistas mexicanos y sólo en este año se suman ya 11. Hace algunas semanas atrás, el Presidente Calderón nos recibió en Los Pinos. Su mensaje señor Presidente fue claro y enérgico. Usted nos dijo que se instalaría en la Agenda Pública Nacional el tema de la libertad de prensa, redoblando esfuerzos para garantizar la seguridad de los periodistas y reimpulsando la reforma legal que hará que los crímenes contra los periodistas sean un delito Federal; además, adelantó que se pondría en ejecución un sistema centralizado de protección para los periodistas. Muchas gracias, señor Presidente. No nos cabe duda de que sus intenciones son puras y que la lucha para combatir este flagelo, es su voluntad, será realizado. Entendemos la magnitud del problema, una sociedad que sufre la enfermedad de la violencia no es libre; un pueblo en el que la seguridad está amenazada es una sociedad esclava de los asesinos. Un país en donde la autocensura aumenta como una bola de nieve para que corra montaña abajo, no tiene libertad de prensa. No se puede trabajar con una autocensura del miedo y no publicar para sobrevivir. No se puede permitir que las organizaciones criminales controlen la información y definan qué es noticia y qué no lo es. Por eso, con respeto volvemos a insistirle, señor Presidente, para que el tema sea elevado a reuniones supranacionales con los otros Presidentes del hemisferio o de la región. Esta situación no sólo compete a México, es un cáncer que se expande, expande su manto de dolor y de violencia a muchos otros rincones del mundo. Sabemos que es así. Creemos, señor Presidente, que se necesita la unión de todos los medios, de todos los partidos políticos, de todos los periodistas para juntos enfrentar este mal. Quiero dejar claro que no buscamos fijar culpabilidad, pues no creemos que sea productivo ni fácil de aseverar, ni siquiera. Pero sí insistimos en que todos los recursos del Estado, dentro y fuera de esta gran Nación, se utilicen para buscar y lograr las soluciones más justas que puedan salvar a nuestra sociedad civil. Por nuestra parte, estaremos listos para apoyar y trabajar. Constantemente hemos estado en México en foros con editores y periodistas, dictando seminarios sobre protección y contra la violencia. Esto es un tema central de nuestra agenda y seguiremos de cerca todos los desarrollos para terminar con este mal que aterroriza a todos. Quiero ahora, con su permiso, referirme a situaciones en otros países del Continente que también enfrentan censura, amenazas y regulaciones exageradas por parte de sus Mandatarios. Cuba sigue siendo el punto opaco en el mapa de América, y aún no despierta de la realidad que vive el mundo entero. Es un país en donde no se conoce el concepto de libertad de prensa. No existe prensa, sino que propaganda y donde sus ciudadanos están huérfanos de los hechos que ocurren en el orbe. Hace unos días, Mario Vargas Llosa fue merecidamente reconocido con el Premio Nobel de la Literatura. La noticia que circuló en Cuba y en todo el mundo fue lo que acabo de decir. Sin embargo, en Cuba se dijo que había ganado el anti-Nobel de la ética. Es un caso, en realidad, patético y muy triste. Pocos meses atrás, nuestra Institución hermana, el International Press Institute, reconoció con un premio mundial a la bloguera Yoani Sánchez, pero ella no pudo llegar a recibir el galardón. La política de la no razón no le dio el permiso para salir de la isla. Señoras y señores: Creo que cuando se habla de una dictadura que existe a lo largo de medio siglo, es en realidad una de las vergüenzas más grandes de nuestra humanidad. No se debe de tolerar. Medio siglo de dictadura. Basta ya. Los meses de este año en que la SIP me honró con la Presidencia corrieron mucho más rápido de lo que yo me esperaba y al llegar al final del camino, el balance es largo, pero por mucho que hace la SIP en cada lugar donde no se respeta el derecho del pueblo todavía hay mucho más que hacer. Durante el año enviamos delegaciones internacionales para investigar situaciones atentatorias en Perú, México, Bolivia, Honduras, Uruguay y Brasil, entre otros. Nos reunimos con el Presidente Lobo, de Honduras, que firmó nuestra Declaración de Chapultepec, a la vez que refrendó su convicción por la libertad como principio fundamental del ser humano. Fuimos a Perú, donde el Presidente Alán García nos aseguró que mantendría el respeto por la libertad de prensa y por los medios amenazados en propiedad de sus empresas. Nuestros programas centrales, Chapultepec e Impunidad, han avanzado a lo largo de América con actividades de todo tipo. Hicimos Foros de Chapultepec en Bolivia, Perú, Brasil, y trabajamos, también, bajo el alero de Chapultepec, con la Universidad de la Florida, tanto en Gainesville, como en Montevideo, Uruguay. Hemos estado atentos a los problemas más serios que ha vivido el Continente. En Argentina, por ejemplo, reclamamos a la Presidenta Kirchner por haber enviado un proyecto de ley al Congreso para declarar de interés público la distribución y comercialización del papel para periódicos. Estos insumos, como estipula la Declaración de Chapultepec, nunca deben de ser otorgados con criterio político para premiar, o castigar a un medio. Simplemente no puede ser así. Hicimos una amplia solicitud a diferentes Gobiernos, y a instituciones internacionales en defensa del doctor Guillermo Zuloaga, y Nelson Mezerhane, dos propietarios de Globovision, en Venezuela. El doctor Zuloaga es un valiente periodista. Es, además, ganador del Premio SIP a la libertad de Prensa, como un símbolo de la defensa de estos principios en todo el mundo. Fue detenido y encarcelado, por instrucciones del Gobierno, por el presunto delito de divulgación de información falsa. Todo el Pleno de la Sociedad Interamericana de Prensa fue testigo cuando, en nuestra reunión de medio año, de marzo del año pasado, en Aruba; propagandistas y funcionarios del Gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías se filtraron para atacarnos, y tratar de desprestigiarnos. Nuestra tolerancia llegó a tal, de permitirles el uso del micrófono, el que usaron para atacar al docto Zuloaga, y a otros periodistas venezolanos, miembros de la SIP. Ellos pudieron decir lo que quisieron, pero cuando se les respondió, según el Gobierno, se estaba divulgando información falsa. Esto es algo digno del Libro de Rippley y, sin embargo, es realidad. En otros lados, el Gobierno de Ecuador mantiene una activa actitud muy agresiva en contra de la libertad de prensa, también otro caso triste. Pedimos a los gobernantes que respetan la libertad de sus pueblos, que con el mismo respeto, por favor, no sean exclusivamente demócratas en sus países, pero que también busquen fortalecer sus relaciones con otros países para el bien de sus ciudadanos y para el bien del derecho de libertad de expresión. Poco sirven las elecciones si las instituciones democráticas se debilitan y los pueblos quedan privados cada día más y más de sus libertades. Eso no puede ser el destino de las Américas. Nuestra convicción de libertad de prensa dirigió misiones y emitió de cientos de declaraciones de prensa jugando un papel clave de guardián de la libertad. Cada uno de los vicepresidentes regionales, bajo el atento liderazgo del señor Roberto Rivar, en San Antonio, cumplieron con cabalidad. En el campo internacional hemos estado presentes en foros de todo tipo y liderazgo de las reuniones del Comité Global de Organización de Prensa. Gracias al activo trabajador de nuestra Comisión de Asuntos Internacionales, que dirige el señor Jorge Canahuati, también celebramos una importantísima conferencia sobre las nuevas tecnologías, los retos y las grandes oportunidades que nos brindan, en Lima, Perú bajo el liderazgo de nuestro vicepresidente Francisco Miró Quezada Rada. Y no puedo dejar de mencionar el enorme trabajo de Juan Francisco Ealy Ortiz, a cargo de la Comisión de Impunidad. Juan Francisco no sólo organizó cada actividad que llevamos a cabo en México, sino que también nos acompañó hasta donde fuera necesario. Le doy muchas gracias a él por su trabajo, por su cooperación, que es sumamente apreciado y es un gran ejemplo para quienes quieren seguir el paso de defender la libertad de prensa en las Américas. Por falta de tiempo no tengo la oportunidad de destacar todo el valioso que hacen nuestros oficiales y miembros, pero a todos y delante de usted, señor Presidente, les quiero dar las gracias por su ayuda. Sin ese apoyo las mejores ideas y los mejores intentos quedan sin realizarse. Gracias a todos ustedes. En el orden personal, quisiera darles gracias a todos los que me brindaron apoyo: A mi familia, a mi esposa, mis hijos y a mi papá que desafortunadamente no puede estar con nosotros, aquí. Los que conocen a mi papá saben que estando o no estando de acuerdo con él, estaban en presencia de un hombre que realmente ama esta organización, y se siente desde lo más profundo de su ser, la convicción de que en esta sala salen los mejores soldados para la defensa de la democracia en nuestro hemisferio. Yo comparto ese criterio. También estuvo en la primera trinchera de la SIP en los años no tan pasados. Quiero darle las gracias a él por el aprendizaje y los consejos que siempre me otorgó mientras que estuvo en este alto cargo, que ahora me honro en representar. También quiero agradecerle a todas las personas quienes laboran en el periódico Diario Las Americas de Miami, por su trabajo de mantener informado a un sector importante de mi ciudad natal, y por permitirme estar aquí con ustedes, en representación del Diario. Y la última palabra para los periodistas. Entre los grandes privilegios de ser Presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, es haber conocido hombres y mujeres que salen todos los días de su casa para buscar, elaborar y transmitir la información que tanto necesitamos. Son muy parecidos a cada uno de nosotros desde el punto de vista que son padres de familia, hijos, abuelos, tíos o amigos de muchos de que he conocido, pero salen a realizar su gran labor a veces con gran riesgo y sabiendo plenamente que corren un alto peligro por su vocación. Pero marchan hacia adelante, muchas veces sintiendo el miedo por ese peligro que los rodea, pero convencidos de la necesidad de seguir adelante. Ellos son los verdaderos héroes, los soldados que dan tanto y que a veces lo dan todo por el derecho del pueblo de saber. A ellos, desde esta tribuna, les doy muchas gracias; y gracias a todos ustedes por escuchar estas palabras.

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