PALABRAS ANDIARIOS PREMIO SIP LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Nora Sanín, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Editores de Diarios y Medios Informativos (Andiarios)
Es muy honroso, muy comprometedor también, recibir hoy, en nombre de la Asociación de Diarios y Medios Informativos ANDIARIOS, el gran Premio SIP a la Libertad de Prensa otorgado en el marco de la 70ª Asamblea General de La Sociedad Interamericana de Prensa a los periódicos colombianos para exaltar el valor de la solidaridad entre las empresas de medios que tienen a la libertad de prensa y de expresión como su valor supremo.
Quiero expresar nuestro agradecimiento a la SIP, a su presidenta Elizabeth Ballantine, al Presidente de la Comisión de Premios, Francisco Miró Quesada, al Presidente de la Comisión de Libertad de Prensa, Claudio Paolillo, a Julio Muñoz, Director Ejecutivo y a Ricardo Trotti, Director del Instituto de Prensa.
Al recibir este premio, tenemos dos sentimientos encontrados. El primero de ellos es de admiración.
Sentimos una profunda admiración por los periódicos, creemos fervientemente en la importancia que tienen para las sociedades libres y en su rol absolutamente fundamental para la existencia de democracias reales y para la construcción de ciudadanía.
Compartimos cada una de las palabras expresadas hace unos días por la ex Relatora de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Catalina Botero, de las cuales transcribo, por razones de espacio, solo algunas: “la prensa abierta y libre nos acerca lo que parece ajeno, nos descubre lo que parece oculto y nos aclara lo que parece confuso. Y muchas veces también, y para bien de la comprensión humana, nos complejiza lo que parece simple…esa especie particular e imprescindible de literatura diaria, que surge de la pasión, el rigor y la honestidad de periodistas que arriesgan su vida en zonas de combate o que investigan archivos y cifras para explicarnos las guerras que se libran en otras lenguas, para develar abusos de autoridad o para anunciar el nacimiento de un nuevo libro de poesía... Los diarios, a diferencia de otros medios, pueden investigar y contar historias que requieren ardua investigación, sometida a rigurosos principios y cuya publicación no se encuentra limitada al brevísimo espacio de otros formatos…en un mundo de enormes cambios en los procesos comunicativos… la primera plana sigue siendo la primera plana… tercamente sigue ahí. Escrita. Indeleble. Y pocas cosas pueden igualar su impacto sobre los funcionarios corruptos, los políticos que se asocian con el crimen, que abusan de su poder, que traicionan los valores y principios democráticos”.
Esa admiración que sentimos por los periódicos, por todos ellos, es aún mayor tratándose de periódicos como El Nacional de Caracas, El Tiempo del Estado Anzoátegui, El Impulso de Barquisimeto, Tal cual de Caracas, El Siglo de Maracay, El Carabobeño de Valencia, El Correo de Caroní, El Comercio de Quito, El Universo de Guayaquil, La Hora de varias regiones de Ecuador, El Mercurio de Cuenca, El Diario de Portoviejo, y tantos otros periódicos de Venezuela y Ecuador, y de otros países del hemisferio, que en la realización de su tarea diaria no tienen que enfrentar únicamente las dificultades propias de su oficio y de esta época tan compleja, sino que deben, además, soportar la hostilidad, las agresiones y la persecución de gobiernos autoritarios y que, a pesar de ello, continúan sirviendo a sus comunidades, informando con libertad e independencia y levantando sus voces críticas.
Este Premio es también un merecido reconocimiento a su esfuerzo titánico.
El segundo sentimiento, igual de fuerte y de profundo, es de indignación.
Sentimos una profunda indignación ante las lamentables actuaciones de los gobiernos de Venezuela y Ecuador, y de otros países del continente, que abusan de su poder y autoridad para establecer lo que han dado en llamar “Hegemonía Comunicacional” y que pretenden imponer una única voz: su voz.
Indignación ante gobiernos que hostigan y ejercen toda clase de presiones contra la prensa libre e independiente, que pretenden acallar las voces críticas y que acaban, a la fuerza, con el pluralismo.
Indignación ante el uso y abuso que hacen de los medios propios y de los que les son afines para descalificar el trabajo correcto de medios y periodistas y para insultarlos sin ningún pudor.
Indignación ante la forma discriminatoria en que deciden aprobar o no aprobar las divisas necesarias para la compra del papel y otros insumos, o para otorgar licencias administrativas a los medios que las requieren.
Indignación ante la arbitrariedad de dichos gobiernos para decidir cuáles medios y periodistas tienen derecho a recibir información pública, de interés general, o cuáles medios son beneficiarios de publicidad oficial y otras prebendas.
Indignación ante la utilización de controles fiscales, administrativos y judiciales para presionar y perseguir a los medios y a los periodistas que les resultan incómodos.
Indignación ante el vergonzoso hecho de que dichos gobiernos, que están llamados, tanto por sus propias Constituciones como por la Convención Interamericana de Derechos Humanos, a proteger, defender y garantizar la libertad de expresión y de prensa, así como el derecho de los ciudadanos a recibir información, sean precisamente los autores de los más variados y agresivos ataques contra la prensa.
Somos conscientes de que nuestra voz muy seguramente no será escuchada, pero hoy hacemos un nuevo llamado a los gobiernos de Venezuela y Ecuador, para que cumplan, a cabalidad, todos y cada uno de los deberes contemplados con tanta sabiduría en la Declaración de Chapultepec.
Santiago de Chile, octubre de 2014